Esta es una de esas fotos que la mayoría de veces no sabes si hacer o no. Aquella vez, la hice.
Seguro que a más de uno le ha pasado algo similar… Estás fotografiando el atardecer, los últimos rayos de luz crepuscular van apagándose y no consigues separar la vista de ellos. Repentinamente, se te ilumina la bombilla y piensas que al otro lado, sin tanto glamour, puede haber una foto. La mayoría de veces, seguimos concentrados en esos tonos rojizos del ocaso, pero en ocasiones excepcionales, buscamos esa otra foto y, algunas veces, la elección es buena…
Aquel día miré unas cuantas veces «al otro lado» y pese a que lo que veía me gustaba, no conseguía separarme del cielo rojo que adornaba el cargadero de Dícido. Cuando la luz se estaba yendo por completo, antes de irme, decidí darle el chance a este otro encuadre, a ese que me estaba llamando minutos antes, pero que no lo hacía con suficiente intensidad… Había poca luz, así que tuve que exponer largo para conseguir algo. El efecto de la larga exposición adormeció el mar y difuminó por completo las nubes que quedaban sobre El Abra. Esta vez, «la otra foto», fue una agradable sorpresa, muy de mi agrado.
Os dejo con la foto. Laster arte!