El día más lluvioso del pasado otoño se nos ocurrió visitar este incomparable paraje de la montaña cántabra. Pudimos llegar sin problema con el coche, pero días después se cerró la carretera de acceso por los desprendimientos producidos por las fuertes lluvias caídas aquel fin de semana…
Fue día de una sola foto. Estuvimos en el coche metidos viendo llover un buen rato, con las cámaras preparadas y sujetas en la rótula del trípode para salir a toda prisa. Una vez de llegar hasta allí y ver la cascada con ese esplendor tan poco habitual, uno no puede irse sin la foto…
Tras la larga espera, la climatología quiso darnos un chance y tuvimos un minuto escaso sin lluvia. Lo justo para salir del coche, estirar el trípode, encuadrar y disparar un par de tomas. He seleccionado esta que os presento hoy porque creo que es representativa de la belleza del lugar y del enorme tamaño de la cascada. La vaca de la zona inferior nos puede servir como referencia visual…
La toma no tiene misterio alguno. Tan sólo utilicé el polarizador montado sobre el 24-105, el nivel de burbuja y el disparador remoto.
Os dejo con ella. Laster arte!
Iker Aizkorbe Agirre
6 Abr 2012Argazki hau, lehenago ere ikusia nizun, baina berriro ikustean, berriro txunditu nau. Orduan ere komentatu nuen behi horrek ematen duen dimentsio sentsazioa, eta gaur ere horri begira gelditu naiz.
Argazkiari buruz, koloreek izugarri deitzen naute, oso bizi eta natural azaltzen bait dira, egun euritsuek eskeintzen duten bezala.
Argazki edarra Andoni!