Una vez que el sol se va solemos disfrutar de unos minutos con una luz muy apropiada para el tipo de fotografía que más me gusta. Hoy aprovecho para mostrar una foto realizada hace ya bastante tiempo en esas circunstancias. Esta toma la realicé el 18 de febrero de 2012, así que se puede decir que ha llovido un poco desde aquello. En otra ocasión os mostré todas las compañeras de sesión en un solo post, pero por aquel entonces aún no me había decidido a revelar esta fotografía.
El cielo no despertó gran interés aquel atardecer mientras el sol bajaba, pero una vez escondido, nos brindó unos tonos rojizos muy agradables para la vista. Quise repartir el peso de la foto en dos partes iguales por lo que decidí colocar el horizonte en la mitad del encuadre. Dejé la mitad superior para el cielo con su tono llamativo y alguna nube y la mitad inferior la dejé para el mar con varias rocas adentrándose en él. Busqué una forma de encuadrar que me permitiera dar cabida a dichas rocas en una zona interesante del encuadre donde pudieran tener su dosis de protagonismo.
En la parte técnica, poca novedad: Apertura mínima, tiempo de exposición prolongado, filtro degradado inverso, trípode, etc… La única novedad podría recaer en el uso de una focal más larga de lo habitual ya que en esta ocasión utilicé el 24-105 de Canon en su máxima focal, 105mm.
Os dejo con ella. Laster arte!