Una foto realizada en una época llena de mal fario tanto para mi como para alguno de mis amigos del mundo de la fotografía es la protagonista de la entrada de hoy. En su día se la dediqué a mi amigo Iban Pagalday en las redes sociales puesto que por aquel entonces parecía como si un tuerto nos hubiese mirado a los dos…
La foto la realicé en La Cercada, uno de mis lugares de culto por su cercanía a casa y por la belleza que desprende. Esta toma en concreto la realicé al atardecer, con una bajamar de coeficiente alto y tras una tormenta con lo que me encontré muchas rocas a la vista y un cielo con una visibilidad excepcional.
En lo puramente técnico es una foto que lleva aparejada cierta controversia, al igual que otras muchas que hago, pero creo que en este caso se acentúa bastante. Me refiero al uso del polarizador circular en ella. Creo que en esta foto su aplicación es mucho más estética que técnica y de ahí que decidiera mantenerlo puesto tras ver el resultado en el campo. Cierto es que su uso implica un daño colateral a la toma puesto que desiguala en muchos aspectos las luces, pero creo que la carga estética que le añade ese plus de saturación y de transparencia bien merece esos daños colaterales de los que os hablo. Es mi opinión personal, claro está.
A parte del polarizador también utilicé un filtro degradado neutro y otro de densidad neutra. Todo ello con una abertura mínima para maximizar la profundidad de campo y con el equipo a buen recaudo sobre el trípode.
Os dejo con ella. Laster arte!