Tras varios días de descanso, hoy continúo con la serie realizada en Soba en otoño de 2012. La foto de hoy la hice varios minutos después de la anterior de la serie, también con el teleobjetivo y desplazándome tan solo unos metros hacia el este.
Los colores otoñales tienen un indudable atractivo. Cuando están en su apogeo resultan como un imán para los aficionados a la fotografía. Un efecto similar producen en mi los muros de piedra típicos de los paisajes de montaña Cántabros. Creo que la combinación de ambos elementos tiene muchas posibilidades fotográficas y así traté de hacerlo ver con esta fotografía.
En el aspecto técnico, la foto es muy simple. 70-200-L de Canon con polarizador Rodenstock, trípode y cuidar mínimamente la composición, no hay más. En el revelado corrijo el balance de blancos, añado 10% de saturación, enfoque y listo.
Os dejo con ella. Laster arte!