La toma de hoy lleva algo de carga sentimental. La realicé el día 27 de diciembre de 2012, un día después de nacer mi sobrina Maider. Fue la primera foto que hice tras el alumbramiento así que en su momento se la dediqué a ella en las redes fotográficas habituales.
Nos reunimos un buen grupo de amigos aquella tarde en Sonabia. Para muchos de los chicos de «Canonikos» era la primera visita al lugar. Otros en cambio, ya teníamos muchas horas de vuelo por esos parajes a nuestras espaldas. Era un día ventoso, con muy mala mar. Recuerdo que había mucha espuma en el agua y que el spray producido por las olas al romper nos dificultó bastante las labores con los filtros. No obstante, algo pudimos sacar de aquel encuentro invernal en la costa.
En la foto en cuestión quise mostrar con amplitud la zona de la popularmente conocida como «ballena». Quise incluir el pino solitario que sigue aguantando temporales de viento como un titán sobre el acantilado. El también merece su dosis de protagonismo pues es miembro perenne del paisaje. Busqué una composición poco o nada arriesgada respetando la regla de los tercios y dando el protagonismo principal de la escena a la ya citada «ballena». Utilicé el gran angular a 17mm para poder incluir una buena porción de lo que tenía ante mi, guiado por las grietas que ubiqué en primer plano. Algo muy clásico, pero que habitualmente funciona.
Disparé a ISO100 y F11 durante 15 segundos con la ayuda de un degradado inverso que me sirvió para compensar luces. Os dejo con la foto. Laster arte!