Durante las vacaciones nos dedicamos a recorrer varios puntos de Andorra. Subiendo hacia Pas de la casa, a la altura de El Tarter, hay un desvío hacia un pequeño valle y el pueblecito de Ransol. En este valle hay varios torrentes de agua que junto con una vegetación de un color verde intenso hacen las delicias del visitante. Hay también varios puentes típicos andorranos que tienen un indudable atractivo arquitectónico.
El día que visitamos esta zona amaneció lloviendo y tuvimos durante toda la jornada un cielo plomizo que no ayudaba nada a fotografiar el paisaje. Por esa razón, dediqué mis esfuerzos fotográficos del día a otra de mis debilidades: Los torrentes de agua y el efecto de agua sedosa.
Os muestro aquí una de las tomas de ese día. Espero que refleje el sano ambiente que allí se respira.