El jueves pasado lo tenía reservado para ir a tomar unas fotos a «La juncosa». Tenía la esperanza de que el atardecer fuese atractivo, con alguna nube, y acerté.
Pasé un buen rato haciendo fotos y me mojé de lo lindo, casi hasta las rodillas, porque la marea estaba bajando y el atractivo oleaje cercano a la playa me invitaba a acercarme hasta la orilla para luego mientras el obturador permanecía abierto pillarme por sorpresa y calarme hasta mas arriba de los tobillos. Si os digo la verdad, después de ver el resultado de la sesión, poco o nada me importó la caladura…
La verdad es que volví satisfecho. En el visor las fotos que hice pintaban bien y eso que las dos mejores me las estropearon unas salpicaduras en el filtro por ponerme demasiado cerca de donde rompían las olas. Al llegar a casa y descargar las trajetas mis primeras impresiones se confirmaron y pude comprobar que tenía buen material con el que trabajar. La foto que hoy os presento es la primera y única que he procesado hasta el momento, pero estoy seguro de que en breve terminaré alguna más porque creo que merecen la pena.
Os dejo con ella. Me voy a ver a Grissom. Laster arte!
